Marilia pudo con la huelga de maquinistas en Metro y Renfe, con una tormenta de espanto y un frIo que pelaba en Madrid pasado el 40 de mayo y la gente no le falló.
Lejos de los artificios del marketing de las discográficas se presentó en Madrid, en el Café Berlín, para cantar las nuevas canciones de su último disco, algunas de su etapa anterior en 'Ella baila sola' y alguna que otra versión.
Poco a poco, con la destreza de la experiencia y una encantadora sencillez fue encandilando a un público mitad fiel a su etapa anterior y mitad expectante pero que terminó entregándose y disfrutando del concierto.
Especialmente emotiva fue la versión que ofreció de 'Purple rain', como homenaje a Prince; la acústica de 'Casi me rindo', con Nacho Mur con una Gibson que sonaba a gloria; y versiones de éxitos como 'Amores de barra' o 'Mujer florero'.
En definitiva, como me dijeron Pablo y Conchita al salir: no he mirado el reloj ni una sola vez.
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